¿Dónde dejaste aquella estaca
que con tu mirada clavaste en mi corazón?
¿Qué hiciste con tus ojos de puta,
mis cien besos y poemas de habitación?
¿Qué de tantos recuerdos y memorias?
¿Tiempo perdido quizás?
¿Y qué de tantas dulces estrellas,
de tantas noches de luna llena,
de todas tus bellas mentiras
y esos labios de Caín?
Que por pérfida zorra
el mismo diablo fuiste,
y a tentar el fuego viniste
para hacerme de tus carnes morador.
Y así en el infierno te pudras,
y así de la soledad padezcas mi dolor,
y de mi acero pruebes amarga sangre,
y de mis labios pruebes amargo dolor...
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