20111109

Dulce llaga de amargo calor.

Y así cayeron tus labios del cielo,
como una marea que rompe la tierra,
como una fuerza que arrastra todo hacia un abismo
con gotas de lluvia.
Pero no llueve.
Mis manos están vacías,
salvo por la sangre que dejó tu corazón entre mis dedos.
Se ha condensado en mis ventanas,
y ahora mis días son del color que recorre tu cuerpo.
Busco en el espejo a cada instante,
un reflejo de lo que creí ser en su día:
de mentiras una marioneta,
de ilusiones un cajón.
Pero poco a poco
se las fue llevando el viento,
hasta ser sólo los hilos rotos
de una marioneta estropeada.
Cuando creí doblarme,
fue el gris de las cenizas lo que me tumbó en el suelo,
y así me levanté con el verde de tus ojos:
como un muñeco de palo echo astillas.
Sin el recuerdo de un ayer
o la esperanza de un mañana,
escucho al mundo gritar las ebrias palabras
que apestaron a colonia barata.
El lugar que no vuelve llamó a mi puerta
preguntándome por la tercera letra de tu nombre,
y las piedras marchitas en el viento
robaron con un beso mi último aliento,
para perderme en el rincón de mi cabeza,
en el que poder esconderme tras mis únicas mil razones para no decir lo que siento,
en el que poder ser el marionetista tras la marioneta:
de hilos rotos y sonrisa estropeada.
Y es así como gota a gota
se secan mis entrañas,
como noche a noche
me pierdo en un rincón oscuro
en busca de un momento en el que poder disfrutar mi sufrimiento.
Poder hacer de la realidad
el final del cuento de "La Sierenita"
y firmar como el tercero de los hermanos Grim.
Desesperarme a cada hora, a cada minuto, a cada segundo,
sonreír y darme la vuelta en la cama,
esperando la respuesta del frío entre mis sábanas.
Y es así como arrasa y destroza
la fuerza que melló el agujero de mi ser
en el que había una piedra roja que ponía "corazón".



20111105

Esperanza

-¡Drake!¡Deja de decir idioteces de una puta vez y despierta! .- La cara se hundió bajo su puño y Drake salió rodando por el suelo, dejando el suelo manchado con la sangre que caía de su nariz.
-Sabes que tengo razón.- Dijo levantándose torpemente del suelo mientras se limpiaba la sangre con el dorso de la mano.- La esperanza es tan inútil como una espada roma. Sólo nos hace daño.
La golondrina pió un par de veces más. Saltó gracilmente y partió a surcar el cielo sobre sus pequeñas alas. Pero no llegó a tocar el sol, tan sólo a mirarlo entre las copas de los árboles, que sacaban a relucir sus caras más perversas mostrando su desnudez.Y fue entonces cuando comenzó a llover.
Keji jadeaba expectante sobre la moqueta de hojas marrones. La expresión de su rostro era forzada: con los dientes apretados y los ojos fundidos en rabia.
-Te equivocas.- Dijo mordiéndose el labio.- Sé tan bien como tú lo que es el dolor y el sufrimiento. Y sí, sé que tienes razón. Pero no quiero creerlo. Me niego a aceptar que eso sea así. No quiero vivir en un mundo que haya perdido la esperanza, un mundo sin valor ni ideales. No...
Drake se lanzó sobre Keji embistiéndolo con puñetazo. Este fue desplazado debido al impacto, pero Drake no cedió, y continuó lanzando golpes. Keji se limitaba a repeler o esquivar cada uno de los golpes de Drake, componiendo una rápida sonata visual mezclada con el sonido de los choques y los bufidos, bajo el estruendo que causaba la lluvia al caer.
-¿Por qué no quieres entenderlo Keji? ¿No tuviste suficiente con la pérdida de tu hermana? ¿No recuerdas por todo lo que tuvo que pasar? ¿Acaso van a ser en vano todas esas lágrimas que nacieron en sus ojos?
Por un instante Keji perdió la concentración en el combate, recibiendo un puñetazo en la boca del estómago, despidiéndose así de la respiración. Pero fue la patada en el pecho tras el barrido, la que le hizo vomitar sangre al levantarse del suelo.
- No dejaré que las lágrimas que una vez tocaron el suelo, hayan sido en vano. Ni dejaré que sus esperanzas mueran con ella. Yo seré la luz que las proteja; y mis puños, la espada roma que las defienda ¡hasta el final!
Ambos dos entablaron combate envueltos en un remolino de hojas y feroces golpes. Cada vez más y más trazos de sangre se esparcían por el suelo o incluso en los troncos de los árboles.
En algún momento, Drake lanzó un puñetazo abriendo su defensa. Keji aprovecho para interceptar el golpe, y asestarle un fuerte golpe en el pecho que lo postró de rodillas con un fuerte aire de confusión.
- Acaba con esto de una vez.- Clamó Drake con una voz débil y rasgada.- Demuestra que tengo razón y es inútil la esperanza...
Keji lo cogió del cuello de la chaqueta y le asestó un cabezazo en la cara, salpicando el agua de su pelo.
- Siempre existirá la esperanza. Desde el momento en el que exista el hombre, existirá la esperanza y el valor. Y ambas dos empujaran al hombre a lo más alto, convirtiéndole en el ser más poderoso. Porque siempre habrá valor, al igual que siempre habrá esperanza.Siendo nosotros, la espada roma que proteja estos ideales...- Sin soltarle el cuello de la chaqueta, Keji se acerco a Drake sin dejar de mirarle a los ojos. Hasta sus labios coincidieron en la espesura de un beso manchado con sangre.- Siempre hay esperanza Drake, incluso para ti.
Keji dejó a Drake con ojos llorosos postrado en el suelo, en un lecho de hojas y sangre bajo la ya espesa lluvia; y marchó caminando rumbo al horizonte. Con las luces del anochecer apareciendo por la lejanía, como un cuadro en tonos cálidos en el que se hubieran dibujado estrellas.
Y fue así, como paso tras paso, Keji desapareció en la  distancia.




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