Próximas por el horizonte, las grises notas, al compás del dulce trueno, iluminaban con su virtuosismo, la tenue oscuridad del manto celestial.
Comenzó el preludio, las notas tomaron posesión de un crescendo, cada vez relampagueaban más fuertemente los suaves clarinetes. Tocaban notas graves, luego notas agudas que sabian a caramelo.
El corazón de la gente se fue acelenado lentamente, según iba cambiando la velocidad del compás. Y comenzó la música, los clarinetes cambiaron sus notas por las de un pizzicato, se advinieron los trombones de fondo, a coda con el resto de la melodía, logrando erizar los pelos de la nuca del espectador, al son de escalofrios de violín.
Y otra vez cambió el ritmo, tras un forte decrescendo capitaneado por una misteriosa tuba.
Unos contrabajos lograron dejar tiritando al público, estremeciéndolos y atemorizándolos.
Cayó la tromba, sendos arpegios de violín, acompañados de algún que otro bombo, y con la mágica presencia de un hermoso piano, que dejó a los apabullados espectadores un amargo sabor de boca, próximo al llanto del alma. Fue entonces cuando el follaje retornó su gutural canto mientras las desamparadas nubes, mitigaban sus útimos estragos de dolor, dejando finalizar el vibrante sonido que producia el contrabajo.
unos ultimos pizzicatos de violín, algún que otro retintín de platillos. La tormenta, se había acabado.
Me cautivó el sentiminto y la forma de describirlo, pero no sé por qué, lo último que pensé fue PIZZA!! XD
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